Buenas,
uno de los motivos principales por los que un niño haga fotos es precisamente el turismo. Así que nos trasladamos a una de las plazas más visitadas de la ciudad y nos dispusimos a fotografiar a todo lo que no se moviera.
Gracias a la ayuda del trípode, para las últimas clases he variado un poco el método. En las primeras clases, proponía ejercicios que eran revisados a posteriori en el propio lugar o incluso después en el ordenador. Sin dejar este último paso, el trípode y la pantalla de la cámara me permiten ver y, en su caso, corregir sobre la marcha el encuadre realizado por el alumno e incluso hacerle sugerencias.
Es en estos casos de turismo en espacios abiertos cuando más debemos insistir al alumno para que vaya mirando los posibles motivos a fotografiar y acostumbrarle a que sea él quien descubra las fotos que luego servirán de recuerdo y descripción de lo que se ha visto y vivido.
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