Cuando tomamos fotografías con nuestras cámaras, siempre introducimos deformaciones en la imagen, debidas a las características de la lente que usamos y a la representación plana de una imagen que originalmente era tridimensional. Estas deformaciones y aberraciones se hacen especialmente patentes cuando introducinos en la foto formas regulares, como son elementos arquitectónicos: edificios, puentes, ventanas, marcos de puerta, etc.