De mi reciente visita a la capital del reino os dejo unas fotos tiradas durante un agradable paseo con Antuan junto al Embalse de Pedrezuela. Seguramente el sitio os sonará porque es donde el ínclito suele ir a probar sus juguetes nuevos (como hizo con la 40D) retratando bayas, arbustos y el propio embalse.
Este año está muy alto por las lluvias de este invierno y da gusto verlo aunque aprovechando la ocasión sirva este mensaje como llamamiento a los visitantes para que recojan sus basuras y no las dejen allí tiradas
El dueto Gimp – UFRaw es una pareja de edición fotográfica Raw de primera calidad y bastante ligero especialmente con el UFRaw instalado como plugin de Gimp.
Sin embargo se echa en falta algo más de agilidad a la hora de trabajar con revelados por zonas con diferentes ajustes del raw porque es muy tedioso tener que ir abriendo nuevas versiones de nuestro raw, copiarlas y pegarlas en el lienzo original, hacer mascara de capa, desenfocar, etc
Para automatizar en parte este proceso el fotógrafo Tomás Senabre creó en el 2007 un estupendo script que ha tenido una difusión importante en nuestro pequeño mundo libre, pero que aún tendría más si más gente conociera y perdiera miedo al uso de scripts en Gimp. Este script puede considerarse una continuación de su serie de artículos sobre el trabajo con UFRaw del que destacaría : Cuarto oscuro digital: Tratamiento por zonas a 16 bits con Gimp y UFRaw. En su web podeis encontrar unos cuanto artículos muy interesantes de esta temática.
Aprovechando una edición especial del script que Tomás ha tenido le deferencia de hacer siguiendo alguna petición mía, pretendo en este artículo explicar un poco su instalación y aplicación de una manera, espero, lo más sencilla posible.
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Un momento fugaz de esos en los que el azar parece hacerte un guiño. Un segundo después todo desaparece y sólo queda la fotografía. A veces quedo fascinado pensando el mágico poder que tiene una cámara, capaz de detener la luz y el tiempo en una fotografía. Esta magia se hace más evidente cuanto más pasa el tiempo; a los pocos segundos de hacer la foto, todo a cambiado, la imagen es irrepetible, a los minutos ya no tienes presente ningún elemento de los que ves en la fotografía, días, semanas, meses, años, las personas cambian, las cosas también; cuanto más tiempo pasa más evidente es la magia del momento detenido, hasta llegar a la máxima expresión de esa magia cuando el motivo de tu fotografía desaparece o muere. Miras tu fotografía y ves algo o alguien que existió.
Un momento fugaz de esos en los que el azar parece hacerte un guiño. Un segundo después todo desaparece y sólo queda la fotografía. A veces quedo fascinado pensando el mágico poder que tiene una cámara, capaz de detener la luz y el tiempo en una fotografía. Esta magia se hace más evidente cuanto más pasa el tiempo; a los pocos segundos de hacer la foto, todo a cambiado, la imagen es irrepetible, a los minutos ya no tienes presente ningún elemento de los que ves en la fotografía, días, semanas, meses, años, las personas cambian, las cosas también; cuanto más tiempo pasa más evidente es la magia del momento detenido, hasta llegar a la máxima expresión de esa magia cuando el motivo de tu fotografía desaparece o muere. Miras tu fotografía y ves algo o alguien que existió.
Un momento fugaz de esos en los que el azar parece hacerte un guiño. Un segundo después todo desaparece y sólo queda la fotografía. A veces quedo fascinado pensando el mágico poder que tiene una cámara, capaz de detener la luz y el tiempo en una fotografía. Esta magia se hace más evidente cuanto más pasa el tiempo; a los pocos segundos de hacer la foto, todo a cambiado, la imagen es irrepetible, a los minutos ya no tienes presente ningún elemento de los que ves en la fotografía, días, semanas, meses, años, las personas cambian, las cosas también; cuanto más tiempo pasa más evidente es la magia del momento detenido, hasta llegar a la máxima expresión de esa magia cuando el motivo de tu fotografía desaparece o muere. Miras tu fotografía y ves algo o alguien que existió.